El Musical. Un reto técnico.

El Musical. Un reto técnico.

   Hoy quiero comentar, inaugurando esta sección, la experiencia que supone el diseño y la mezcla en directo de los distintas músicas, efectos sonoros e interpretaciones de los artistas que participan en un musical.

   Nos encontramos ante un género total. Hay coreografías muy vivas, iluminación dramática y espectacular, movimientos de escenografías y decorados, cambios de vestuario rapidísimos y, como no, hay música en directo y cantantes. Pero esos mismos intérpretes tienen sus textos y recitados. El abanico dinámico del sonido, es muy amplio. Un actor nos puede susurrar una frase y, acto seguido, interpretar a pleno pulmón un tema musical. Para manejar adecuadamente ambas situaciones, y no desesperar en el intento, hemos de trabajar con buena microfonía y hacer un uso adecuado de los compresores señal.

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   La microfonía será inalámbrica, ya que ha de acompañar al intérprete en todos sus movimientos. Y de buena calidad. Es el segundo eslabón de la cadena de sonido, después del intérprete, y si este da problemas, las soluciones son complicadas. Si a esto le sumamos la gran cantidad de actores y actrices participantes, nos vamos a encontrar con 12-14 sistemas de RF, tranquilamente. El proceso de cálculo de frecuencias libres e intermodulaciones es capítulo aparte. Habrá que dedicarle un comentario en exclusiva..

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   Y el otro compañero de viaje ha de ser el compresor. Es el automatismo que nos permite, según programemos sus parámetros, tener controlados los niveles de señal que nos dan los intérpretes. Simplificando, mucho, realiza la labor que el técnico de mezcla hace con el dedito cuando sube o baja el fader de canal en determinados momentos. Imagina lo que es hacer eso en 40 canales de entrada, de forma inmediata… Una locura!

   Sabemos que una diferencia entre el veneno y el medicamento es la dosis. Con un compresor pasa exactamente lo mismo. Debemos ser muy finos al ajustar sus parámetros para no estropear los matices en la interpretación. Hemos de huir del sonido plano. No es natural.

   El sonido de un musical ha de conseguir recrear los ambientes sonoros que se están representando. Se precisa de efectos sonoros que acompañen a la acción, la refuerzen y den coherencia entre lo que el espectador ve y lo que oye. No es solamente la música que acompaña a los temas cantados, sino todos los "ruiditos" que te puedas imaginar. Si la actriz cierra una puerta esperamos escuchar el portazo y si la acción se desarrolla en una playa, habrá que escuchar el oleaje y alguna que otra gaviota.

   Esta ambientación, a día de hoy, la controlamos con software específico, que nos permite programar tantas capas de sonidos como necesitemos, crear fundidos entre ellas y distribuirlas a distintos sistemas de sonido, independientes entre sí. Los resultados son espectaculares.

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